viernes, 23 de abril de 2010

Despertar


No entiendo a la gente que dice que la mañana es hermosa, la mañana es para dormir y soñar un rato más. En caso de obligaciones, como siempre, las incumplo y todo intento de levantarme es en vano. Asomo una pierna de la cama, espío el frío y digo " Por suerte tengo alfombra" y con los ojos semi abiertos, junto el coraje necesario y abro la ventana para ver cuál es la suerte de hoy, de mi día, de mis cosas porque mi humor claramente va de la mano con el día que toque.
Abro la puerta de la habitación con miedo a que siempre alguien me encuentre del otro lado (vivo sola, nosé que parte todavía no entiendo) y voy hasta la mesa con los mismos lamentos de siempre: debería haber tirado los cigarrillos de anoche, debería prender un sahumerio, debería debería debería.
Acto seguido, reuno coraje para abrir la ventana más grande de todas. Le pongo ganas, y por fín veo el sol afuera. La gente en la plaza llena de energías corre, saca el perro a pasear, las parejas temprano se besan, las hojas vuelan, los taxistas putean, los inconscientes cruzan en verde, el puesto del diario no tiene cambio y yo los miro del otro lado, todavía sin vestirme, con los párpados hinchados pero con la convicción de que hoy es un buen día.

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