miércoles, 14 de mayo de 2014

Huecos

Alguien me dijo "deberías seguir escribiendo en el blog pese a tu felicidad" y tenía razón. Quizás este siempre fue mi refugio, la sesión de terapia que no me cuesta trescientos pesos, quizás me olvidé que cuando sos feliz también tenes que contarlo pero me volví un tanto amarillista, recurro acá cuando no existe allá. Vuelvo cuando nadie me espera. Vuelvo acá, nostálgica del tiempo en que todo tenía respuesta.
Incertidumbre, tiempo, letargo. 3 palabras que en 3 meses aprendí a odiar. Como también aprendí a crear a través de ellas, esas tres me quitaron la ingenuidad y un poco la sonrisa, pero no me robaron las ideas.
Un año sin escribir, una vida.


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