En 152 días, 7 noches se metió en mi inconsciente.
De 195 mensajes guardados en mi celular, 134 son suyos.
De 5 noches, al menos 3, releo los 134 mensajes.
De 19 veranos que viví, uno entero ya estuvo conmigo.
De 17 cumpleaños, en uno ya lo saludé.
De 7 cartas que escribí en mi vida, 2 son suyas.
De 18 páginas escritas sobre el 2010, 13 hablan de él.
De 16 poemas de Benedetti que duermen en mi cajón, 6 me hacen acordar a él y 3 ya los tiene en su mano escritos por mí.
De mis 3 proyectos firmes, 1 es para acortar 700km y verlo.
De mis 10 borracheras en lo que va del año, en 7 me escuchó y fue partícipe.
De mis 3 períodos de desorden hormonal de este año, fue testigo de los 3 con todos los desvaríos emocionales que incluye.
Dentro de esta contabilidad producto del insomnio, hay cosas que quedaron sin número porque sencillamente son incontables y le asigné el valor infinito:
- Infinitas sonrisas.
- Infinitas lágrimas ahorradas.
- Infinito odio a los kms
- Infinitas ganas de abrazar
- Inifinitos desvelos productivos escribiendo
- Infinitas horas de teléfono
